sábado, 28 de octubre de 2017

Otra vez la lluvia primaveral, nos envuelve a corazones para seguir amándote...
El rebalse del centralismo sobre el colectivo regional... (notas de aldea)
Los derechos del delincuente sobre el común ciudadano...(notas de aldea)

viernes, 27 de octubre de 2017

El agua en manos extranjeras... (notas de aldea)
Ancianos por un arduo camino de miserables pensiones... (notas de aldea)

jueves, 26 de octubre de 2017

Reminiscencia de un valle

El techo de aquella casa del valle, brilla con sus ovejas, sus aves, su leña. El ondular de su blanco humo va meciendo sonrisas, tortillas de rescoldo y el velar de la familia; y el techo canta y canta el sol de su equinoccio, la brisa de su creciente y sus festivas mañanas. Yo aprecio desde el alto de una esquina del valle bajo el arco iris de tu semblante; y aprecio una ronda de niños, entre la casa y el río con el celeste de sus águilas, águilas de aquel alto del valle, aquel paraje en aquellos días... y hoy son eco y navegar de cuando el arco iris era tu aliento y yo en sus colores te amaba. (Estelas)

miércoles, 25 de octubre de 2017

Araucaria

Mi nombre araucaria, nacida entre los vientos de la gran maciza. Hermana del firmamento, águilas y silencios. Colosal testigo de contiendas y manos cruentas. Vibro en los arroyos que llenan mi alma: la flor del copihue, la aurora rocosa y las onduladas cascadas. No hay crepúsculo que olviden mis ramas; hondo así las quebradas, los peñascos, los tiempos. No hay crepúsculo... hermano sol, hermana luna; no hay crepúsculo que olviden mis ramas. En mis años está el mejor canto, la mejor mirada: el vaivén de pumas, el vaivén de truenos, la cordillera mágica. (Ecos de Ralco)

martes, 24 de octubre de 2017

Resplandor de ovejas primaverales, bajo el dulzor de árboles otoñales. (Acordes de luna)

lunes, 23 de octubre de 2017

Arroyos

Arroyos de pasionales árboles trayendo sales de mancomunados pobladores en unísonos proyectos; y desvelando arterias, plañidos ventanales y portales de ensueños. ¡Arroyos de consteladas ramas, emergidas de arduas calles y comedores florecientes! ¡Arroyos de estrechados follajes en ternura hogareña! Y vibrar los pasos en imperecedero canto, con sabor de verdes tramos; y arrimar los pasos en fértil semblante de afanes; trayendo más hojas del vendaval vecinal, en la savia y arpegios de los árboles en su deseo, yema tras yema; anhelos y luchas de población a corazón abierto en arroyos de fuego.