sábado, 2 de septiembre de 2017
Canción de tu mirada
Lentamente tu mirada ha ido llenando mis pasos; y aunque te veo en la distancia, tu brisa prende en mis senderos, maravillosamente tu rostro y el versar de tu pelo. Te diría tantas cosas, o solo rozaría tu silueta como lo hacen los arroyos al celeste de sus montañas.
Desde esta solitaria esquina, no tengo más que el esplendor de tu ser, e ilusiones de mis brazos, que van a tus mañanas, diciendo te quiero; y pasan las horas sintiéndote ya conmigo, la tarde embellecida en ti termina... Todo esto gira en mis pasos, y pareciera muy cerca, todo esto pareciera volar y perderse en el infinito... sin embargo en cada brisa, en cada tramo, se alza más tu imagen, que ondula y me envuelve en amorosa fantasía, amoroso palpitar el que siento así estrechar, oyendo hondo el cantar, que me irradia tu mirada. (Olas de mujer)
viernes, 1 de septiembre de 2017
A maderas de un carpintero
Allá va el carpintero, de regreso a su hogar, a su amada luna, a sus amados pámpanos. Allá va con la tarde sinuosa y la caudal geometría que pulsaron sus manos. Huincha, serrucho, martillo y escuadra; retumban al salado firmamento. Por la mundanal vereda, acariciando proyectos, llanos deseos, desde el nacer de sus marcos y el primaveral de sus aleros: va aquel carpintero, a madera de sonrisas, de tristezas; y tarde a tarde, detrás del aserrín de sus horas, la ciudad pareciera dibujar, su largo trecho caminante y el aire pasional de sus emblemas. (Flamear obrero)
jueves, 31 de agosto de 2017
miércoles, 30 de agosto de 2017
martes, 29 de agosto de 2017
Sinfonía de un amor ensueño
Tu rostro era el azul más encantador de aquellos fronterizos días; fascinado te veía entre sombras y cabalgantes líneas acariciando tenerte.
Era un juego, ¡un funesto juego! en que venías tiernamente y luego te ibas en sonrisas del querer. Una bella y tormentosa sinfonía. Valles latentes que podrían ser navegando con la ternura de tus pupilas y los soles de tus encantos al viento de mis manos; entonces, se impregnaba otra tarde contigo, y luego llegaba la enamorada noche empapando nuestros cuerpos hacia una hermosa danza, una danza que nunca fue... sino el querer de alocados lirios abriéndose maravillados al universo. Los mismos que ahora parecieran relumbrar en el arroyo de estas insondables lejanías, y donde vuelve a brillar tu rostro en la azulada sinfonía, abrazándote por última vez en su marco viajero, desde aquel juego que prendió sus lunas al encuentro, y los lirios que emergieron de mi corazón ensueño palpitando quererte. (Olas de mujer)
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