miércoles, 19 de septiembre de 2018

Dulzuras de tu esencia

Y tomando tu mano me acerco a tu cara, me acerco a tu boca. Tu boca y mi boca en un sutil y apasionado beso; y así suavemente deslizándote entre mis manos, deslizándote entre mis brazos; y beso tu cuello y el dulzor de tus mareas; una y otra vez; y te sigo amando a mariposas y linos; encantado en todo tu cuerpo, que voy llenando del querer, que me da tu misma silueta a cada beso, a cada dulzura ya en el áureo de tu vientre; y llegando a la cima de tus finezas; destellando delicias de tus pétalos, destellando ambrosías de tu esencia.

Reminiscencia de un valle

El techo de aquella casa del valle, brilla con sus ovejas, sus aves, su leña. El ondular de su blanco humo va meciendo sonrisas, tortillas de rescoldo y el velar de la familia; y el techo canta y canta el sol de su equinoccio, la brisa de su creciente y sus festivas mañanas. Yo aprecio desde el alto de una esquina del valle bajo el arco iris de tu semblante; y aprecio una ronda de niños, entre la casa y el río con el celeste de sus águilas, águilas de aquel alto del valle, aquel paraje en aquellos días... y hoy son eco y navegar de cuando el arco iris era tu aliento y yo en sus colores te amaba.