jueves, 19 de octubre de 2017

Verdores al cielo, verdores de auroras, verdores lejanos, verdores ensueños; y tierra a cielo: el bosque no quiere perder sus alas, como el mar sus corales; mientras gira la tierra gira, con su luz, con su albor de la Fuente del poema. (Al verdor de auroras)

miércoles, 18 de octubre de 2017

Morena la mar de tu creciente, que respiro entre los rayos de tus gemas. (Acordes de luna)

martes, 17 de octubre de 2017

Ecos de un minero

Despuntaba el mar de su carbón palpitante, como la pala de sus pupilas. El minero hacía luz, aquella tarde sombría. Contaba de sus hermanos, de sus retos infinitos; la fuerza de su juventud entre las sombras prendidas. Ya la faena sobre el mar, la extracción en su pique, a filo, a muerte; destacando con los soles de su vida. Un día de abril cerraron la fuente, cerraron totalmente la mina, el pan de sus auroras y aquellos fulgores simplemente se perdían... Se fue la dura piedra... el carbón de aquellos días... los arduos piques sin sus lunas, cimbraron tristes lejanías... En olas de otra tarde frente a los años de otro mar, he vuelto a encontrar los ecos de aquel minero y su lugar. El flamear de sus luchas, el flamear de sus pupilas, los hermanos que partieron con el carbón de sus vidas. (Ecos de Ralco)

lunes, 16 de octubre de 2017

1 Del océano Pacífico a Chile con sus azules voces... "Escucha Chile mi oleaje emocional, y ve mis largos brazos extendidos, te amo desde milenios bañando tus rincones preferidos. Tus vaivenes tengo en mis aguas y gran parte de tu sangre; escucha libre mis cantares y saborea a gusto mis manjares. Quizás en isla Mocha o en isla Madre de Dios hoy llegue más fuerte, y te diga en pescadores o en gaviotas profundas mis muelles predilectos. Cantan mis brazos extendidos a las orillas de tus amaneceres; y cantan y cantan mis olas frente a tus rojas caletas. Escucha Chile mi oleaje emocional en Coquimbo o en Valparaíso; y es que soy tu esplendor, el que baña tus regazos y labores, el que baña tus nublados y soles". (Cantares por Chile)

sábado, 14 de octubre de 2017

En el claro de tus ojos

Tomo tu pelo, el brillo de tus cabellos, y vuelvo a besarte, a verte hermosa. El sol que estremece los cristales, prendió una canción de nuestro idilio. Tomo tu pelo, beso tu cuello, tu cuerpo pleno ¡y más me gustas y más te quiero! Las notas del cuarto ahora oscureciendo elevan pasiones, el caudal de lo nuestro acariciándonos con los rayos que la tarde nos brindó; y ya en este nocturno somos la tarde y la misma noche hacia claro amanecer en el mismo claro de tus ojos e íntimo cielo. (Floral de tus encantos)

viernes, 13 de octubre de 2017

Tonos de amor

En esta noche de solemnes estrellas, mi sensible guitarra, sólo da tonos emocionados hacia ella. Ella, la dulce mujer de mis sueños, que si tan sólo esta noche de barca esperanza, pudiese tocarla con este hondo sentimiento; recorrería entonces en la suavidad del amor el encanto inquieto de su piel fresca, de su mirada etérea. La noche, esta noche con sus vehementes estrellas: va mi amor inmenso, van mis románticos versos. ¡Ven! ¡ven, amor mío a llenar este hemisferio, con tus magistrales rosas y tu aromático sello! ...quizás mañana sea entero este arpegio, y al anochecer junto a ella, besándola intensamente un gran amor sea cumplido bajo estas mismas estrellas. (Olas de mujer)

jueves, 12 de octubre de 2017

Versar de resplandores y sombras

... Ya pasado el atardecer y la noche, cuando se vislumbraban los primeros rayos del amanecer entre los árboles, se detuvieron un rato; instantes en que percibían una suave brisa que los envolvía por completo, y veían con gran asombro, la figura de una mujer, quien desde las alturas descendía hasta el cuerpo agónico de Millarelmo, y le acariciaba dulcemente su rostro; momento en que el joven, reconocía emocionadamente el bello rostro palpitante. Alzaba en el dolor, sus manos para tocarla, destellando a unísono la lucha y el reencuentro con los suyos; y ella con profundo sentimiento lo estrechaba entre sus brazos. Un abrazo del infinito, que resplandecía de paz hacia el azul eterno de la montaña, mucho más que todo el convulsionado oro girante a punta de llaga y opresión, bajo supuestos tutelares, venidos un día de una nebulosa corona. (extracto de Versar de resplandores y sombras, escrito incorporado íntegramente en la revista literaria de Malleco,01, Agrupación de escritores de Malleco, 2011)