El viento asoma con sus alas de plata. Los tonos de su aurora, traen lejanas calles de voces y guitarras por donde ayer anduve con abriles y llamas de sueños. Pero ahora el viento, este viento y su paisaje que va tocando los cristales, luce nuevos bríos con la mar imperante y la sal del camino; y en sus ramas luminosas, se alzan intensas las horas con nuevas calles y trinos, que en sus marcos navegantes, esbozan también un querer y un verdor al infinito.
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