martes, 21 de noviembre de 2017
Encantadas sutilezas
La tenue luz de la habitación se desliza por tu sensual espalda, mujer; mientras sigo tu perfume por todas tus líneas, tus doradas líneas fascinantes ya sobre el ferviente tálamo, oyendo tu pulsar complacido una y otra vez entre la encantadora luz, que envuelve y eleva alucinante: el placer dorado, el placer de amarte. (Floral de tus encantos)
Brisa
Siente amado Chile las cristalinas notas de mis velos; refrescando atenta tus faenas y el libre caminar hogareño. Los años, los siglos, ¡rojo indómito: ajuar de mis lunas por tus valles, por los crisoles perennes de tu suelo! Cuando Mariluán, Carrera, Caupolicán; cuando Rodriguez, O´higgins, Freire; o en el robusto mar: Prat, Condell; y hasta el último marinero; y al hoy jardín de tus ciudades, hacia un diáfano suelo. Soy tu brisa encantada; mejillas de Petorca, Silkirk, pupilas de Palena, Visviri; fulgurantes en mis sedas; y soy con tu bandera a todo desierto, a todos los hielos; y en manantiales púrpura de madre, escalando el futuro patrio de tu simiente, desde el común tejido amoroso, desde el arduo tejido de sus techos. (Caudal chileno)
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