sábado, 18 de noviembre de 2017

Cordillera

Ondular de ígneas rocas en alpacas y flamencos; y aleteando Isluga, Las Vicuñas, Lauca, en el memorial de mis alturas. Vuela el cóndor asiduo de araucarias, quebradas, luces pétreas; y laten hondo mis albos pétalos de sempiternos caminantes; añoranzas del huemul y el respirar de alerces. Bajan y bajan las aguas de mi pecho estrechando amaneceres y el estelar de mis laderas. ¡Chile lindo! a brote de escuela, y un sonreír entre mis ramas; vuelvo a renacer tus pasos y tonadas del querer, que dieron miel entre mis brazos y ya son eco en mis volcanes. (Caudal chileno)

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