Ella va con el manantial de sus hijos bajo un sol violento, llevando a su hogar los anhelados manjares. Ella es una oda amorosa en el silencio, un brote de dulce azucena, que día a día en la escarpada faena: mantiene sus notas, la fresca brisa de sus bosques. Tal vez en el cristalino concierto de sus ansias, logre esta tarde, otro azul de sus bríos; extendiendo así la acuarela de su horizonte y la bahía romántica de sus velos. (Flamear obrero)
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