viernes, 1 de septiembre de 2017
A maderas de un carpintero
Allá va el carpintero, de regreso a su hogar, a su amada luna, a sus amados pámpanos. Allá va con la tarde sinuosa y la caudal geometría que pulsaron sus manos. Huincha, serrucho, martillo y escuadra; retumban al salado firmamento. Por la mundanal vereda, acariciando proyectos, llanos deseos, desde el nacer de sus marcos y el primaveral de sus aleros: va aquel carpintero, a madera de sonrisas, de tristezas; y tarde a tarde, detrás del aserrín de sus horas, la ciudad pareciera dibujar, su largo trecho caminante y el aire pasional de sus emblemas. (Flamear obrero)
jueves, 31 de agosto de 2017
miércoles, 30 de agosto de 2017
martes, 29 de agosto de 2017
Sinfonía de un amor ensueño
Tu rostro era el azul más encantador de aquellos fronterizos días; fascinado te veía entre sombras y cabalgantes líneas acariciando tenerte.
Era un juego, ¡un funesto juego! en que venías tiernamente y luego te ibas en sonrisas del querer. Una bella y tormentosa sinfonía. Valles latentes que podrían ser navegando con la ternura de tus pupilas y los soles de tus encantos al viento de mis manos; entonces, se impregnaba otra tarde contigo, y luego llegaba la enamorada noche empapando nuestros cuerpos hacia una hermosa danza, una danza que nunca fue... sino el querer de alocados lirios abriéndose maravillados al universo. Los mismos que ahora parecieran relumbrar en el arroyo de estas insondables lejanías, y donde vuelve a brillar tu rostro en la azulada sinfonía, abrazándote por última vez en su marco viajero, desde aquel juego que prendió sus lunas al encuentro, y los lirios que emergieron de mi corazón ensueño palpitando quererte. (Olas de mujer)
lunes, 28 de agosto de 2017
sábado, 26 de agosto de 2017
viernes, 25 de agosto de 2017
23 Cantares de lugares pequeños, de grandes sueños, donde vive gente sencilla compartiendo los tiempos: Caleta San Pedro, Cullinco; mar adentro, tierra adentro, a manojo de gaviotas, de trigo, en las mañanas de siempre, una chica y un muchacho, enamorándose al viento. Una cazuela de ave con pebre y sopaipillas, bajo techo de campo, cercano al río Quillen. Giran robles, giran lloicas; y allá, Hueima, El Huachi, El Malito, en cantares de ríos, cordilleras, ganados, siembras. Cantares y soñares de lugares pequeños en indumentaria fraterna, acariciando las vertientes sinceras: ¡la vida! (Cantares por Chile)
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