En este nuevo tramo del horizonte, cuando en un alto sobre la arena, vuelve la brisa de tu mar irradiando acuarelas de abrazadas alboradas en flor de tus pechos; y acaricio tu nombre y el calor de tus sedas.
Mar y sol, venir de amor, venir desde la calle del lárico poeta y de la enarbolada plaza; estrechando el querer, el sabor de lo nuestro... Se desvanecen turbulencias en la mar de estas horas, permaneciendo tu alegre rostro en la mar dorada, la mar amorosa, la mar que viene, la mar que eres tú en esta playa primavera con sus olas sempiternas de besos y flor que nunca se olvidarán en el amado sol de tus ecos.
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