A Jesucristo N. S.
Ya se duerme la tarde entre los cerezos, grabándole a la luna el Navideño concierto. Jesús amado, en frescor de tu venida y tus Palabras de fuego; llegando miles de sentimientos: el valle andino con sus trinos de araucarias, el oleaje hogareño con sabores del alma; mientras la tarde ya dormida y es noche de estrellas, titilando corazones de flor en flor su savia, titilando Redención desde una humilde pesebrera.
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