sábado, 7 de abril de 2018
Semblantes de un atardecer de otoño
La tarde cabalga con su soliloquio inmenso, la tarde cabalga con un ajuar de melancolías. Varían las hojas su inocencia, varía el cristal sus techos. La tarde se va perdiendo en su infinito llevándose sus colores, dejándome su solsticio... Un pájaro cruza el cielo muy pronto a su nido, a su leño sereno, y el sol ya desvanecido de su intenso: selló sus semblantes, selló sus elementos; y recordar almas queridas con los jardines de sus huellas... y concebir pasos al tiempo en un rotar incierto, bajo el temblor de iniquidades de un brutal progreso..., en un mundo de olvidos..., en un mundo de desechos... La tarde hacia el amanecer, hacia una mañana que siempre se anhela; abriendo un nuevo sol y fecunda tierra, abriendo corazones y un caminar fraterno.
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