viernes, 3 de noviembre de 2017

Mar

Vuelvo a estremecerme en tus sinuosas rocas y en tus caletas primorosas. Mis olas con el azul de tu cielo, y remadores al Divino. ¡Oh, litoral chileno, paisaje de cálidos sellos! Mi espuma a sol de aliento, y luna enamorada; mis aguas nutriendo tus pueblos. Maullín, Tirúa, o en el umbral magallánico; día a día en mis albores con la médula de sus semblantes; y es que yo siempre a ti, larguísima belleza, siempre al afán de tus puertos y playas, al portal de tus cocinas poblacionales, al rincón del fiordo lejano, a Rapa nui, a Chiloé y al pescador de eternidades. (Caudal chileno)

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