32 Hacia ti, querido Jesucristo, con odas de alerces y canelos, a sol de mesa campesina y cristalinas vertientes. Hacia Ti, con voces y guitarras de techo isleño y del pueblo. Hermanos sureños y nortinos en el eco de tus pasos, diciendo a corazones: "Padre Nuestro". (A Jesucristo)
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