Emerjo del surco bendito en espigas, en suaves vergeles; y te abrazo llena de tu nombre con el arco iris de mis plantas. Tu andar a flor de mi aroma:sendero historial de mis entrañas; y alcanzar un ayer del canelo, un ayer con el toqui libertario, y clamores de independencia, cabalgando por mis arterias. ¡Chile, fecundo Chile!¡Al horizonte flameando libre! En el horizonte un río solidario; y nacerán más flores y plácidos huertos, atendiendo mi verde alma para seguir entonces danzando al son de encumbrados copihues y a razón de igualitarias raíces. (Caudal chileno)
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