lunes, 14 de agosto de 2017
9 Y abrazo el vivificante verdor de tus mañanas, con el trinar de tus pájaros, las sombras de tus ramas y las mágicas lunas en tus madrigueras;
¡Biobío! ¡Biobío! diamante pewenche; y azules titilantes de trascendentales contiendas. No me canso de contemplar los ajuares de tus laderas
ni la fulgurante blancura de tu cordillera. ¡Cuántas emociones encendidas por la vorágine de tus afluentes! y en ello me estremezco hasta tocar la mujer de mis sueños. ¡Sí, esencial Biobío! ella en el inefable paisaje de tu belleza ¡toda una llama de flor! ¡toda un poema de amor! Recibo feliz de tus manos el ancestral perfume de Liucura y Lepoy; y el encanto de Santa Bárbara y Santa Juana. Tiemblan las rocas de tus cascadas, resumiendo el cantar de sus aguas, tiemblan las rocas de tus cascadas, haciéndome sentir más con mi amada; y así vuelvo a bañarme con tus espumas y valles; y así enamorado en este concierto: vuelvo al éxtasis; y a ti mi amor, vuelvo a besarte. (del texto, Cantares por Chile)
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