Girantes telas
en el paisaje
de bordadoras
estampando
sus notas y lirios
tras el ventanal de su fuente;
y en el turgente marco doméstico:
asesoras del hogar
y dueñas de casa,
encaminando lluvias
de arreboles y tormentas
para alcanzar amaneceres
de fecunda espiga
y portales del céfiro
a corazón entero,
como tejedoras en sus aspas
con el carmesí íntimo
y costureras hilvanando sueños,
hilvanando un querer,
hilvanando progreso;y así en las venas
de su amor con sabores y pétalos,
palpitantes cielos y finezas
de fuerza, de llama perenne.
(del texto, FLAMEAR OBRERO)
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