jueves, 10 de agosto de 2017

Tarde de invierno

Es tarde de invierno de lluvia y viento, y siento tu rostro en mi ventana. Ayer cayeron las hojas a pedazos secos y hoy con la tierra espero el verde iluminado para tocarte en la hierba. Llueve tu nombre con alas de crisantemos. Mañana te veré y quedaremos abrazados por siempre en la palabra amor. Danzaremos, cantaremos; no imaginas ¡cuánto te quiero! La lluvia son gotas de nuestros labios enamorados. El arroyo va al estero y con la tierra te espero en el verde iluminado. Es tarde de invierno, y mi mente da en el juego de tu pelo suelto y tu cintura en mis manos. Todo pasa a través de mi ventana en esta tarde de invierno de lluvia y viento.

Juntos

Cada pétalo de tu mirada es un rayo de alegría, cada pétalo de tu mirada es un tierno verso. Caminamos, sonreímos, avanzamos de la mano por una calle cualquiera, en una tarde de un día cualquiera. Tan sólo de la mano con un manantial de pétalos que esbozan el querer de caminar juntos. (del texto, Floral de tus encantos)

Brisa

Siente amado Chile las cristalinas notas de mis velos; refrescando atenta tus faenas y el libre caminar hogareño. Los años, los siglos, ¡rojo indómito: ajuar de mis lunas por tus valles, por los crisoles perennes de tu suelo! Cuando Mariluán, Carrera, Caupolicán. Cuando Rodriguez, O"higgins, Freire; o en el robusto mar: Prat, Condell; y hasta el último marinero; y al hoy jardín de tus ciudades hacia un diáfano cielo. Soy tu brisa encantada: mejillas de Petorca, Silkirk, pupilas de Palena, Visviri; fulgurantes en mis sedas; y soy con tu bandera a todo desierto, a todos los hielos; y en manantiales púrpura de madre, escalando el futuro patrio de tu simiente, desde el común tejido amoroso, desde el arduo tejido de sus techos. (del texto, Caudal chileno)

miércoles, 9 de agosto de 2017

16 Tras el melodioso cristal en que ha esta hora parecieran pincelarse los años, cuando a viento y manzanos, iba más allá de los parcelados campos, tocado en siluetas queridas, que rondaban en sonrisas; y habían guitarras con flecos y almendras de convivencias; pero con el pasar de los años, lentamente se fueron desvaneciendo, quedando sólo en las arcas del recuerdo con los serpenteantes senderos. Aquello se fue para siempre: los ventanales de luna, las acacias y el litoral de mariposas. Todo aquello se fue sin decir nada; y ahora es ayer, permaneciendo sólo tu esplendoroso Torrente; y es que "cielos y tierra,pasan,pero Tú, y tus palabras, jamás". (del texto, A Jesucristo)

martes, 8 de agosto de 2017

Sones de mi guitarra

Guitarra: cristalina mañana al primor de tus ojos, a un mirador de cordillera. ¡Guitarra, oro guitarra! en la brisa de un pescador a su luna mar, fraguando esperanzas del navegar de su alma; y la caleta rojiza abrazando las redes de sus sales. ¡Linda guitarra! cuerda a cuerda, subiendo el fervor de un pueblo: los rayos de sus calles y la lluvia de sus huertos; y allí cantando tus besos y el dulzor de tu cara. ¡Guitarra al viento amada! al compartir de campesina molienda y desgarrada en un paño de heridos caminantes. Dorado ya el trigal y su carreta, y flameando los arroyos de la flor con que te canto de norte a sur estos sones... ¡Voy a tierra y mar contigo, a tierra y mar de lo divino y a comunes sendas de lo humano! (del texto, Estelas)

lunes, 7 de agosto de 2017

Rebosa el manto de plata entre las almendras de tus labios. (del texto, Acordes de luna)

Contraposiciones

Los sofismas del mercado, doblando cielos jornaleros, doblando miradas de manantiales serenos; y caminar tortuosos vientos, bajo la flema de un arrollador esquema. Se enmaraña el espacio humano entre cegadores rayos, quedando a merced de escabrosos ruedos. ¡Ah, cristales del desconcierto, hiriendo humildes mesas y trizando sus escasas yemas! ¡Ah, vara de estadísticas del "progreso"...! mientras la tarde vuelve a plañir más párpados caídos en pedregales extremos...; y brillan y brillan guirnaldas del plástico lisonjero de los módulos globales del tiempo; sumiendo llanezas, clavando inocencias del vendaval ilusionado entre metales y cementos; desvaneciendo tonos de libre alameda, desvaneciendo arcos de abriles amenos. ( del texto, Flamear obrero)